Cosmos


Escucha el eco de tus miradas, como si hubiese sido ayer tu cálido golpe en mi pecho. El vacío siempre embriagará la soledad, la compañía eterna en un fuego mal prendido, un engaño a medianoche, un silbido en el olvido de nuestra noche eterna. Siento como auras el calor del abrazo interno, el que no me deja ni en momentos. Siento así como pasan las calles anchas, dejando mis brazos libres de un abrazo falso, entonces siempre vuelvo atrás por la calle más angosta, la que esconde las oscuras costas, de mar grandioso, el qué refleja mi desesperanza. Entonces siempre escondo en la arena los miedos de mi niñez sin culpa, los escondo.

Hoy se caen frente a mis ojos las caricias de mi encanto, se caen a mis espaldas las historias y mi fe, se caen como esferas, mientras rueda mi mente en blanco. El sufrimiento cabalga hasta llegar a un fin, como si fuese la pasión su adversario, ambas siguen cayendo esta noche, arrastrando mi cuerpo enamorado de su nostalgia, caen y seguirán cayendo, pues buscarán el equilibrio en un cosmos jamás sensato. 

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