Desde aquí


Desde lo alto se desprenden los cabellos claros
Aquellos que danzan como plumas en el aire
De qué están hechas vuestras manos
Que no alcanzan a salvaguardar mi alma
Desde mi terrenal vacío observo el infinito
Como se esfuman las nubes blancas
Como se desvanecen los delirios, entre los rayos de la esperanza
La energía de suspiros de esos rayos ciegos
Que acariciaron mis tardes atestadas  
Desde aquí todo se escapa a la fortuna de mis sueños  
Quienes riñen con lo tangible de mis palabras
Puedo observar como todo cae frente a mí
Mientras el rocío humedece la confusa mirada
Creo en el plumaje de aquel anhelo  
Que no cae ni decepciona
Creo en lo que queda en vuestras manos
Colmadas de historias abandonadas.

Mis labios se tornan sal y arena
Cada día en ausencia de tu mirada. 

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