Ni mis propias memorias

Mis manos jamás soportarían
El roce de las ramas secas tan lejos de aquí
Ni mis ojos la humedad ni el rocío
De una vida entera, en fracciones de buenos momentos
Calma, la cruel verdad espera
Mis piernas jamás fueron tan fuertes
Te has dado cuenta cuanto tiemblo al pensar en ser
Dueño de mi propia vida otra vez
Nada sería dar un paso más para así refugiarme
En un nido que a lo lejos es cauto
En si mismo, pues guarda en cada esquina
La pluma del polluelo que fugaz ni recuerdos dejó
Como en ratos pienso, del nido al mundo
De los brazos al vacío, quien sabe
La crisis de la libertad a bofetadas
Cual único cariño como el mar fuese
de buenos momentos solo golpes.
Calma, la cruel verdad espera.
Tengo mi pecho inflado, o inflamado de aquello
Mis propias memorias que me acompañarán por el camino
Y mis ganas, como suelas firmes para correr lejos de aquí...

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